lunes, 21 de enero de 2013

El encierrimal




Lo que pienso del encierro,
y de lxs encerradxs
es que resulta invomitable.

Yo como persona devenida
al mundo de los encierros
me considero encerrado y encerrador

pues la misión será ya no encerrarnos,
el primer paso no será mas que
considerarnxs encerradxs.
Creo que solo aquellxs
quienes puedan verse en su propio encierro
podrán deconstruirse y pensarse
como posibles encerradores,
serán quienes estarán
dispuestxs a liberarse y lirearnxs
de todo tipo de opresión.


lunes, 26 de septiembre de 2011

Piedras marcianas.

Por las calles de la simpleza, atravesaron los sentidos algunos pequeños mounstritos de la noche, algunas mariposas de las mañanas, algunos picaflores de las tardes, y así con disimulo cauto  fueron pegándose a  su cuerpo. Su boca ya sin besos pregunto de que se trataba la noche, de qué se trataba el día. Una memoria lejana sabia que en alguna otra época en sus manos se habían alojado flores,  sueños de besos, y mariposas de infinitos colores. ¿Pero porque solo parecían ideas carentes de realidad?
Por las calles de la rareza, atravesaron sus sentidos los aromas del invierno, de la primavera, del otoño, y la tibieza del verano fue dulce como las uvas que daba aquella parra del encierro, aquella falsa ilusión de naturaleza. Y por qué no iba a añorarlas? Si después de todo habían endulzado su paladar en veranos sin tiempo.
Los monstruitos de la noche le susurraron cuentos del viento en su oído, y la invitaron a navegar el cielo, a dormirse en alguna estrella, a jugar a despertar al sol mientras roncaba en su cama de piedras marcianas.
Y mientras amanecía las mariposas de las mañanas la invitaron a buscar aromas en las flores para perfumar su cuerpo dormido. Buscaron juntas colores y pétalos para armar lujosos vestidos. Hicieron jabones de flores para limpiar su piel, para llenarla de buen aroma.  Pudo acariciarse, sentir su piel suave, mirar sus senos y rejuvenecerlos como antaño.  Pudo borrar cada golpe y cada marca.
Y así casi llegando a la tarde se hicieron presentes los picaflores y con ellos los deseos por cumplirse, y ella deseo y deseo… y ellos la escucharon la recorrieron y se marcharon.

Sobre campos azules va su alma volando, deja tras si dolor, silencios, abusos, injusticias, lleva consigo a los monstruitos, las mariposas y los picaflores. 


Laura Mastantuono.

lunes, 8 de agosto de 2011

sin forma.



La locura no ha sido creada para tener algo de normal, quizá es ese el peor de los inventos, la normalidad, formas absurdas y arbitrarias de organizarnos socialmente…
Así miden cada estalactita tibia de cerebro, cada recoveco de tales vertiginosas curvas, así estamos expuestos a un publico apabullado, des-erotizado de mirar.
Y mientras hacemos la función del loco psicótico, de la psicosis sin freno, de los turbulentos asesinatos sin fin por el que la población teme, nos castigan!
Somos el imaginario mas instalado y al que muchos temen sin siquiera acercársenos, harapientos y sintomáticos, blasfemia de la ciencia, pues eso vale para nosotros, vaya forma joven de enmascarar la desprotección.
No es esta una poesía, ni una rosa, ni la mas poética razón de contar estas pequeñas gotas de historia manicomial, no es esta la carta que quiero dejarles, tampoco es lo que muchos esperan que sea, tal vez adquiera esta forma, que es una sin forma, porque aquí así todo lo es. Podría yo decir aquí y referirme a este ahujero negro de la tierra, podría yo decir aquí y referirme a este otro ahujero negro de la tierra, podría ya hablar de ambos, o de ninguno, de todos modos las leyes del sistema son temerarias abundan siempre por aquí.
“…Las flores desencadenan el polem de un eterno dulzor, de una miel cristálida y pegajosa, también dejan un cabo, sus pétalos de arrogante temor. Una vez vi salir de una colorida y elíptica del parque, una mariposa de metal, tenia en si el peso de todo un jardín…”








domingo, 24 de julio de 2011

-Si señora, tranquila, aquí nadie se va a sentir preso,
esto es un manicomio, tenemos los mejores parques para alucinar la libertad...







Nocturno.


Imaginarse un mundo de almohadas,
o más bien un cuerpo de hada, es casi así imposible.
Estas letras sucias se me duermen en la boca antes de salir,
y todo lo que tuve para decir se quebró,
se inundo en mi saliva fría.

Un dulce coctel de bolitas de colores,
flotan en mi, y yo también floto al aire,
a la sombra, al sol, a la pared, al suelo,
a la cama de hierro, al agua derramada, en la humedad,
a la sonrisa que quizás no vean,
floto porque mi cuerpo es inmensamente pesado,
porque se me duermen los órganos,
los ojos de vitro-fusión ni derraman brillo,
una inyectada cámara roja de purpura sangre,
de agua azul me nubla la vista,
y me cansa tener que decir que me fastidia asquerosamente
la mirada de quién vigila este lugar.
De chaqueta y espeso aliento,
casi como quien durmió toda una noche que iba a ser de desvelo,
o peor aún, aliento rancio, a rancho, agrio como quien no arrasó el limite,
y si la noche, el cuerpo de otro, la sensibilidad del otro,
ese es el aliento de quien se acerca cuando uno no puede dormir,
y la piel se nos eriza como al frio,
y un estado de alerta lucha contra cierta fortaleza medicinal,
contra tumultuoso adormecimiento,
y estas son las palabras más duras,
mas enroscadas que he podido decir acerca de esto,
y no son claras, ni exactas porque no quieren serlo,
porque no desean que sepan tanto de lo que es una agitada
y frívola confusión en la oscuridad de la noche
donde uno no puede generar un parpadeo
donde no retroceda el parpado superior para tener la vista abierta.



lunes, 13 de junio de 2011

Deslógica manicomial I




Como en cualquier paso de tierra, uno mira y está el amor.

El amor que nunca es igual, y de alguna manera, se repite sin saber.
¿Por que no habría de pasar allí, en los acilos de estos ordenadores?

Bajo los árboles enamorando la sombra del invierno, se besan esos locos sin miedos,

Recorren sus manos como dos alfombras de nilón. Se ríen.





martes, 7 de junio de 2011

I

no hay poesía que alcance para describir este horror,
solo para transformarlo...

                        ....

Amurada.



Ser mujer en la quietud de este hacinamiento,
no equivale solo a llevar al útero dormido dentro, 
mas de eso no se trata,
sino de la mas violenta desfascinación por la vida.       

De ultrajada manera se eriza la piel
ante semejante reproche del cuerpo,
por exigir aquella porción de vitalidad
que ya no ve: sentir.
Alcanza a exteriorizar pequeñas agüitas,
y entre poco se recupera
y se duerme de tanta esclavitud.

¿Ya les he dicho que ser mujer ahí dentro
solo se compara con lo impensable?
Se caería el sol de semejante frialdad,
si estos versos contaran del manoseo
que muerden a estos amurados restos de carne y hueso.

Ser mujer en la rosa mas espinosa
que legitiman un par de bufones sin música,
es una simple imagen de lo que una resiste,
de lo que el cuerpo aguanta,
y sin pensarlo dos veces, de una sinfonía rota
que ya no vuelve a sonar...


viernes, 3 de junio de 2011

Lógica manicomial III



No hay nada aquí para encerrar, no hay nada…
Esta la nada misma esperando llenarse alguna vez,
Nuestra propia nada, el ser nada…
y sin embargo nos ven así, moribundos, harapientos,
llenos de aire pinchado, hechos esquirla. 
 
parecemos la reencarnación recien despierta ¿que no ven?

Somos el costo de la libertad de unos médicos silbadores,
ruidosos descansan en sus montañas.
Ni siquiera quedan de pie las alfombras
al vernos mirar hacia las misma nada del comienzo.
¡no podemos ver el tiempo! 
Ni siquiera acariciar su espalda… ya no…
erigida e impenetrable se fortalece 
la instauración de un alma en un viejo burdel.
No venimos a reproducir lo que nos arrasa,
no intenten convencernos, no somos ni viramos para el poder.

No ven que no hay nada aquí que ya puedan encerrar…
Son estas negaciones las que afirman el alma cantora…
ya se escucha sonar... cerca, muy cerca... 




Lógica manicomial II



Allí es donde todo se vuelve estático,
donde el mar se tiñe rojo violáceo.
Uno ve quebrantarse las alas,
el rugido fiel de una bestia repleta de temor.
Allí, las corrientes pasan fuerte y arrasan todo lo activo,
la sed de amar, el deseo de elegir un final,
incluso la cándida idea de arquear la realidad en trozos.

Allí es donde he visto la sombra de la muerte
caminar por las callejuelas de los tigres viejos.
Donde los álamos y las hojas del otoño lo dejan  caer todo,
hasta esa mímica de un alma sonora, de una rara llovizna…

¿No son las mentes humanas acaso, en su propia singularidad,
tan privadas  y verdaderas como soñadoras y creativas?
¿En cual de todos esos pasillos cerrados,
en esos abroncados caminos bordados de alambre,
se encuentran esas voces,
esas almas encerradas primero en pared y después en piel?